Después se trata de encender una barra de incienso o varias, una vela, una cerilla, un cigarrillo... y disparar al humo. La luz tiene que estar por detrás del humo, para que podamos ver éste a contraluz. Cuantas más fuentes de humo tengamos, más denso será éste y más figuras creará.
Hacemos un poco de zoom con la cámara para sacar del encuadre el incienso, colocamos el enfoque en modo manual o en AF contínuo (si la cámara no nos permite enfocar manualmente) y una velocidad de obturación rápida.
Y a disparar al humo. Con el rato se aprende a anticipar algunas formas, aunque no siempre es fácil.
Una vez descargadas las fotos en el ordenador, podemos colorear el humo con algún programa de retoque.
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